-No debe encenderse así - dijo Alec, de forma automática - para cualquier persona, menos para los Cazadores de Sombras.
Magnus lo extendió. El corazón de la luz mágica brillaba un rojo oscuro, como el carbón de un incendio.
-¿Es por tu padre?- preguntó Alec.
Magnus no respondió, sólo inclinó la piedra rúnica en la palma de Alec. A medida que sus manos se tocaron, su cara cambió.
Magnus no respondió, sólo inclinó la piedra rúnica en la palma de Alec. A medida que sus manos se tocaron, su cara cambió.
- Estás muy frío.
- ¿Lo estoy?
- Alexander...- Magnus lo atrajo hacia sí, y la luz mágica oscilaba entre ellos, su color cambiaba rápidamente. Alec nunca había visto una piedra rúnica de luz mágica hacerlo antes. Apoyó la cabeza contra el hombro de Magnus y dejó a Magnus sostenerlo. El corazón de Magnus no palpitaba como el de un humano: era más lento, pero constante. A veces, Alec pensaba que era la cosa más firme en su vida.
- Bésame -dijo Alec, inclinando la cabeza hacia arriba; los ojos de Magnus eran tristes y ensombrecidos, e ilegibles.
Magnus llevó su mano al lado de la cara de Alec y suavemente, casi distraído, pasó el pulgar a lo largo de los pómulos de Alec. Cuando se inclinó para darle un beso que olía a madera de sándalo. Alec aferró la manga de la chaqueta de Magnus, y la luz mágica, que estaba entre los dos cuerpos, estalló en colores rosa y azul y verde, mientras sus labios se tocaron.
- ¿Lo estoy?
- Alexander...- Magnus lo atrajo hacia sí, y la luz mágica oscilaba entre ellos, su color cambiaba rápidamente. Alec nunca había visto una piedra rúnica de luz mágica hacerlo antes. Apoyó la cabeza contra el hombro de Magnus y dejó a Magnus sostenerlo. El corazón de Magnus no palpitaba como el de un humano: era más lento, pero constante. A veces, Alec pensaba que era la cosa más firme en su vida.
- Bésame -dijo Alec, inclinando la cabeza hacia arriba; los ojos de Magnus eran tristes y ensombrecidos, e ilegibles.
Magnus llevó su mano al lado de la cara de Alec y suavemente, casi distraído, pasó el pulgar a lo largo de los pómulos de Alec. Cuando se inclinó para darle un beso que olía a madera de sándalo. Alec aferró la manga de la chaqueta de Magnus, y la luz mágica, que estaba entre los dos cuerpos, estalló en colores rosa y azul y verde, mientras sus labios se tocaron.
Ai dios, Amo esta pareja.
ResponderEliminarSiiiiii
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